Inquieta mucho a los nacionalistas vascos que en la enseñanza pública navarra el gobierno pueda impulsar con vigor el modelo lingüístico british, que combina como lenguas vehiculares del aprendizaje el castellano y el inglés, esta última con un 30 o 40 % de presencia en las clases. Temen que haya familias que lo encuentren mucho más atractivo para sus hijos que el modelo D, de inmersión en el euskera, que los nacionalistas llevan años defendiendo como el único válido.
¿Válido para qué? Pues sobre todo para que los alumnos acaben aprendiendo más o menos euskera, claro, según ellos la lengua propia de Euskal Herria, aunque no sea la materna ni la de uso habitual de más del 85% de los navarros. Y válido, tal vez por eso mismo, para contribuir a ciertos objetivos políticos esenciales. Como suele decir un amigo, el euskera es un idioma que viene con los contenidos puestos, como de fábrica. Y en Navarra, de modo particular, se trata de que la conciencia nacionalista vasca se fortalezca y extienda, de modo que se asienten las bases de la tan anhelada unión política de la gran Euskal Herria. Al final, como ha escrito Manuel Montero, el quid se halla en avanzar en la construcción nacional, o sea, en “amoldar la sociedad conforme a los esquemas que según los criterios nacionalistas son los propios de la identidad vasca”.
¿Y si hay padres que se siente atraídos por el modelo british? A ellos tal vez les deje fríos tanta construcción y tanta identidad, y deseen simplemente que sus retoños estudien en un modelo que podría proporcionarles un cierto dominio de la lengua inglesa, cada vez más imprescindible para encontrar trabajo y relacionarse en este mundo ancho y ajeno. En su ignorancia, pueden pensar esos padres que el inglés es la llave que permite acceder a una inmensa habitación, llena de riquezas y posibilidades de comunicación, mientras que el euskera, en fin, abre un habitáculo diminuto.
Como estas aspiraciones le estropean al nacionalismo sus designios, el tono del artículo del Diario de Noticias de Navarra donde leo la noticia es de un insidioso y despectivo que deja bien claras las intenciones prohibicionistas que le excitan. No quieren que coexistan modelos, sino que se eliminen los que no les agradan. Su plan, como decía Montero, “implica una notable agresividad”, dado que nos hallamos ante “un proyecto de actuación social que pasa por eliminar pluralidades e identidades, hasta que quede tan sólo la ‘personalidad colectiva’ del gusto del nacionalismo”.
En este ánimo coinciden todas las ramas del nacionalismo vasco. El periódico, tan proclive a la coalición Nafarroa Bai, echa mano sin remilgos, en su andanada contra el modelo british, de los juicios de dos miembros bien conocidos de Batasuna. Ahora que se habla tanto de las expectativas prometedoras de Nabai en las próximas elecciones, no puedo por menos que atender a las intenciones del vocero: “está por ver si el nuevo Gobierno que salga de las elecciones mantiene esta línea”. El nuevo gobierno con Nabai dentro, claro.
2 comentarios:
El nacionalismo en general, y el vasco en particular, me parece agresivo por naturaleza. Y a gente dominada por las pasiones no se les puede dar ni la hora. He dixit.
Interesante artículo, por cierto, y nada 'pasional'. Mis bravos.
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