La negativa de “El País” a publicar el artículo de Fernando Savater motivó ayer que varias personas (seguro que la mayoría lectoras del periódico, como yo) trataran de manifestar su queja y enfado insertando comentarios dentro del blog de Lluis Bassets, director adjunto y responsable de sus páginas de opinión. Es cierto que ese blog trata de política internacional, pero parece muy racional que, siendo Bassets alguien que probablemente ha participado de forma decisiva en el veto a Savater, más de uno eligiera su bitácora para patentizar el rechazo. Pues bien, Bassets no permitió durante varias horas que ninguno de esos comentarios críticos pudiera leerse, hasta que, quién sabe por qué motivo, les dio vía libre al atardecer. Hoy me he fijado en que en ese blog, y antes de que a cualquiera se le ocurra meter algo, se advierte que “Los comentarios están moderados y no aparecerán en el weblog hasta que el dueño los haya aprobado”.
Este Bassets, no olvidemos que responsable de opinión en el principal periódico de España, no ha entendido nada de cómo funciona internet y mucho menos los blogs, y quiere aplicar al suyo los mismos mecanismos de selección y filtro que a la edición en papel. Rechaza así la libertad irrestricta habitual en la inmensa mayoría de las bitácoras. Además, se siente obligado a proclamar que “no tengo interés alguno en perder el tiempo ni en discutir con lectores anónimos, que se amparan en el antifaz de los nicks, y están estimulados por supuestas noticias ni comprobadas ni contrastadas, difundidas por otros blogs, en algunos casos vinculados a la competencia. Éste es un espacio de debate de buena fe, no una plaza donde pelearse y agitar para ver quien hace más ruido con sus consignas. Menos todavía para actuaciones partidistas y militantes”.
¿Quién le ha exigido que discuta con sus lectores? ¿Nadie le ha informado de que eso no es obligatorio, y de que basta con que deje libre paso a lo que cada uno escriba, por estúpido o desinformado que a él le parezca? ¿No confía en sus propios textos, que son el motivo primero por el que accedemos al blog? ¿Por qué censuró comentarios firmados con nombre y apellido y que, cuando hemos podido leeerlos, vemos que son sensatos y mesurados aunque discrepen de la decisión censoril sobre Savater? ¿Tiene intención de publicar únicamente los comentarios que él juzgue “de buena fe”? ¿Está prohibido que alguien que lea periódicos o blogs “de la competencia” pueda opinar en el suyo? ¿Sus propios textos, muy interesantes por otra parte, no son legítimamente partidistas y militantes, por ejemplo los que ha publicado sobre Sarkozy? En fin, ya puestos, ¿por qué no aclara, dada su situación en el periódico, qué pasó con el artículo de Savater?
Es ridículo y formulario, y suena falso de toda falsedad, que su nota termine con un “Gracias por leerme y gracias por participar con vuestros atinados comentarios”. ¿Cuáles son los comentarios atinados y cuáles no? ¿A quién diablos da las gracias?
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