Como había leído y oído muchas cosas, y la mayoría muy encomiásticas, entusiastas, sobre Resacón 2, ¡ahora en Tailandia!, preferí, antes de tirarme a un cine a echar unas risas, alquilar la primera película de la serie, Resacón en Las Vegas.
Estupor absoluto. ¿A quién le puede entretener esta mamarrachada increíble, aburrida a morir? Películas de tíos, muy masculinas, de machotes, pero divertidísimas, dicen los críticos (estúpidos). ¿Pero qué tíos son éstos de los resacones? Tíos salidos que se desfogan con putas, tíos que desconfían de las mujeres, tíos que necesitan escapar de las mujeres, tíos que temen a las mujeres, tíos que piensan que las mujeres son unas plastas y unas arpías que quieren controlar nuestras vidas y nuestros cojonudos ritos de machos majotes. Tíos que practican una de las más abominables costumbres de los tíos, las despedidas de solteros, tíos bestias enfangados en unos brutales sanfermines físicos y mentales.
Pero todo esto daría para pensar (sobre la masculinidad, claro, y sobre la guerra de los sexos) si no fuera porque con esta mierda de resacones no se puede reír ni dios. Cine mísero, con gags que hielan cualquier amago de sonrisa. ¿De qué crítico me puedo fiar, si he visto alabar estos engendros a algunos que consideraba decentes?
1 comentario:
Vamos, una peli sin pretensiones para tíos (y tías) abiertos de mente.
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