13 marzo 2012

Testamento en Praga

El 23 de febrero de 1981, a las pocas horas de que comenzara el golpe de estado de Tejero, empecé a leer Testamento en Praga, de Teresa Pamies. Y toda la noche, mientras escuchaba en un transistor el desarrollo de la intentona militar, estuve con el libro, que devoré con fruición, en especial después de que sobre la una de la mañana aquélla pareciera despeñarse en el fracaso.

No tengo ahora una idea precisa del libro. Pero sí recuerdo el diálogo que lo construye y vertebra entre, de una parte, el testimonio de Tomás Pamies, el padre de la escritora, comunista muerto en Praga en 1966, después de muchos años de exilio a partir de la derrota de 1939, y por otro lado el contrapunto de la narración de la hija, que confronta su comunismo “abierto”, entusiasta de la “Primavera de Praga” abortada por los soviéticos, con el comunismo del padre, mucho más elemental y rocoso.

Aun sin saber cuánto retocó la hija los escritos de su padre, Tomás Pamies, son éstos los más valiosos del libro. Pobreza, infancia en la Lérida rural más profunda, luchas, cárceles, comunismo primero entusiasta y luego ya inquebrantable, exilio… No tengo memoria de los hechos concretos, pero sí está presente en mí, más de treinta años después, la voz sencilla y radical de Tomás Pamies, un comunista de la época dorada y, por eso mismo, terrible.

Podría volver a Testamento en Praga, que en innumerables ediciones conoció una relativa celebridad y que no me costaría nada encontrar en mi biblioteca. Pero no quiero. No soy el mismo de cuando entonces, y no me apetece, tal vez, caer en la decepción. Prefiero conservar, hoy que ha muerto Teresa Pamies a los 93 años, el recuerdo puro y febril de aquella noche en vela, en que no pude acostarme hasta terminar las historias del padre y la hija, de dos comunistas hasta el final.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

abuelos, padres, hijos... ¿y que hay de abuelo y madre en el escritor Sergi Pamiès?

ayacam dijo...

En lo que yo he leído a Sergi Pamies, creo que hay poca relación con lo que escribió su madre. El uso de la ironía en Sergi Pamies, o de la fantasía, casa muy poco, o nada, con lo que conozco de su madre, una mujer mucho más testimonial, mucho más directa, nada dada a juegos literarios posmodernos. Por ejemplo, "La bicicleta estática", el último libro de Sergi Pamies, está lleno de juegos literarios. Y a su abuelo, a Tomás Pamies, un comunista duro, la literatura de su nieto le hubiera parecido ininteligible, una chorrada.

Anónimo dijo...

Eso de no volver a leerlo porque ya no eres el mismo y no quieres que te decepcione, me parece como mínimo saludable. También podría hacerse lo contrario, pero lo que me gusta es que pones la literatura a tu servicio.
Está bien eso de no servir a nadie.
Peri

Anónimo dijo...

Doncs jo he tornat a llegir Testament a Praga i l'he trobat més interessant que quan el vaig llegir fa 20 anys. Ara conec millor la història d'Europa i he entès millor tot el que explica el llibre. Per això l'he disfrutat més en aquesta segona lectura.

Anónimo dijo...

Perdón, escribo desde Lleida y no me había fijado en que el blog es de Navarra. Traduzco lo dicho en mi comentario anterior. Decía que a raíz de la muerte de Teresa Pàmies he vuelto a leer Testament a Praga . Lo leí por primera vez hace 20 años y creo que lo he disfrutado mucho más en esta segunda lectura porque ahora conozco mucho mejor la historia de Europa y de la guerra civil 1936-39. Esto me ha facilitado la comprensión de la novela. Gracias por el post.

ayacam dijo...

Muchas gracias por su comentario, señor Anónimo. Creo que volveré a leer Testamento en Praga. Y muy amable el gesto de traducir su comentario, aunque lo había entendido bien en catalán.

ayacam dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cristian dijo...

Si bien planeo pasar mis vacaciones en Brasil, me gusta conectarme a través de la literatura con distintos países de Europa. Por ello estaba buscando algun libro que me cuente un poco de historia de dicho continente para poder leer en el Alquiler departamento
Rio de Janeiro