Esta mañana de sábado paso por los Golem y me fijo en un puñado de gente agolpada en el vestíbulo de los cines o ya en la calle. No han visto en preestreno ninguna película. Así de golpe reconozco a varios cargos de Batasuna, como la alcaldesa de Mondragón, o el exalcalde del mismo pueblo, veterano miembro de sus mesas nacionales. Incluso anda por allí, tan contento, un individuo patilludo que cada semana dispara en Pásalo, el programa de ETB, su justificación del abertzalismo terrorista.
Al lado, dos hombres del grupo que acaba de salir de la reunión (no tengo ni idea de para qué se han juntado) charlan con gran relajo. Uno es dirigente de Batasuna. El otro es viejo militante nacionalista, antes del PNV y luego de EA. Incluso tiene ahora un cargo institucional en representación de Nafarroa Bai. Mientras se fuma un purito, atiende con calma y simpatía a las palabras del amigo de los justicieros altruistas. La actitud entre ambos indica que perfectamente podrían ser compañeros de partido, colegas. No sólo han venido a la misma cita, hay entre ellos afinidades más hondas.
El otro día los amigos del dirigente de Batasuna, a los que este hombre defiende siempre y en todo lugar, estuvieron a punto de causar una matanza en la universidad privada de la misma ciudad donde ahora él departe al sol con el de EA. Pero ese asuntillo, entre tantos otros que podrían citarse, al dirigente de EA-Nabai no debe de importarle gran cosa, ni le provoca ninguna repugnacia que impida la charla cordial, a juzgar por la actitud con que habla y escucha mientras sigue dando caladas a su purito.
Está claro que la comunidad nacionalista es una comunidad de sangre, y que en esa comunidad de lazos tan “animales” la discrepancia en los métodos es puramente adjetiva. El nacionalismo terrorista no hubiera podido sobrevivir tantos años sin el apoyo personal, afectivo y político constante, la colaboración en múltiples ámbitos y la justificación doctrinal básica que le ha prestado y le presta el otro nacionalismo vasco.
En fin, hoy es sábado, luce un sol muy agradable, y todos los asistentes a la reunión, incluidos estos dos sujetos en los que me he fijado, se dirigen a los muchos bares de la zona a tomar un pote, que tampoco va a ser todo trabajar. Qué hermosa es la camaradería.
4 comentarios:
Cierto, nada une más que "hacer país". (Y, sí, bueno, la bombita, ay, chico, ya ves, que desgracia, pero es que... ¿Otro txakoli? ¿Qué tal tu hijo?)
El problema de esta gente no es que en su repertorio de valores no exista el no matarás. Sí existe: estos cristianitos del pNV y de su versión camuflada EA, creen en el No matarás. El problema es que en su escala de valores el No matarás está ordenado muy por detrás del Gora Euskadi. Por supuesto que les parece mal que se mate a gente por razones políticas, pero cuando se encuentran con un fiero practicante o aplaudidor del asesinato político, lo que les une (el Gora Euskadi), sigue siendo mucho más fuerte que lo que les separa (el no matarás).
Y, claro, es cierto que peor es ser un infame asesino, pero esto también es una enfermedad moral grave. Gravísima. Es, de hecho, el origen de la otra.
Me alegra tengas la valentia de denunciar esta situacion y ademas que lo hagas con tanto acierto El resto, la desfachatez y la impunidad, el credo falsario de los herribatasuneros y sus acolitos, y los que dicen distinguirse de ellos, como los que dicen "estos chicos" refiriendose a ellos como si simplemente fueran unos discolos, pues no son simplemente unos asesinos que estan imbuidos de no se que ideas de libertad. Libertad para quien, ¿para el muerto? el pueblo del mas alla? ese es el que les dan?
Una cosa que siempre me ha indignado es ese comentario mentiroso de la gente de EA cuando dice que ellos son los principales perjudicados por el terrorismo, que sin él, hace tiempo que su causa habría triunfado. Es cierto que viéndolos juntos, "con el purito", no hacen falta muchas más palabras: esa actitud, esa camaradería lo dice todo. Por si eso no fuera bastante, se van a unir ahora en las listas electorales vascas.
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