“Imagino a un hombre nacido sin corazón. Es bueno, al menos no es cruel; no es un libertino, se comporta bien, pero no tiene corazón.” Así describió la escritora Fenimore Woolson a un personaje, mientras tenía como modelo, por lo visto, a Henry James, de quien estaba enamorada. “Sin corazón” tiene el significado indudable, en este contexto, de “sin capacidad de enamorarse”. Porque James, que nunca conoció el amor, salvo el filial, sí fue un apasionado. ¡El autor, el autor!, de David Lodge, donde he encontrado la cita de Woolson, habla sobre todo de la angustiosa necesidad de James de reconocimiento literario. Tras el fracaso de su principal empeño teatral, en 1895, James escribió a su hermano que había pasado las horas más terribles de su vida. Y en 1909 cayó en una profunda depresión al comprobar el fracaso de ventas de la edición de su obra completa.
Hablábamos hoy de algunas personas conocidas y recordé esta lectura del verano (que, de paso, recomiendo vivamente, aunque no es la mejor novela de Lodge). ¿Amor? Parece evidente que para muchas personas hay pasiones mucho más intensas, incluso abrasivas.
1 comentario:
Anres se decía que, para las muje-res, su vida era el amor (es de-cir, que la única manera de subsis-tir, material y psíquicamente, e-ra vivir la vida del hombre) mien-tras que, para el hombre, el amor era una cosa más. Hoy, con la libe-ración femenina acaso sea así -en todos los casos. Por lo menos si se entiende el amor como la pasión por una sóla persona. O sea que más vale que haya traspasiones si no queremos depender en demasía, perdiendo la poca libertad que nos concede nuestra humanidad.
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