El premio Príncipe de Viana de la Cultura, que otorga el Gobierno de Navarra, se lo han dado en 2006 a un físico, Javier Tejada. Durante varios años su nombre ha estado en danza sin éxito en las deliberaciones, a pesar de la tenacidad del ayuntamiento de su pueblo natal, Castejón. Ahora la candidatura la presentaba “la Universidad Pública de Navarra” (¿quién: el equipo de dirección, el departamento de Física?), y barrunto que contaba con avales más altos en los pasillos del poder.
¿Posee meritos Javier Tejada para obtener el galardón? Ni idea, o sea, que estoy igual que los miembros del Consejo Navarro de Cultura que se lo han concedido. Eso, que un premio lo otorguen personas ajenas por completo a la especialidad del enjuiciado, forma parte del disparate del asunto. Por desgracia, estamos muy lejos de que las dos culturas –científica y humanística— de las que habló C. P. Snow sean partes inseparables del saber de las personas. El ensayista inglés consideraba a los científicos, y en especial a los físicos, adelantados del progreso, mientras que los que él llamaba humanistas o literatos o intelectuales eran, en su opinión, “una curiosa rémora para la evolución de la humanidad y la universalización de la cultura, una falange arrogante de especialistas empeñados, en contra de la historia, en sostener la preponderancia del humanismo literario en pleno auge de la revolución científica, como alquimistas exorcizando la química o guerreros que optan por el caballo y la lanza en la era del tanque y la bomba atómica” (Vargas Llosa). Esta división de Snow ha hecho correr ríos de tinta y admite múltiples matices y tal vez ser refutada. Pero, sea como sea, y volviendo a lo que ahora nos interesa, lo cierto es que el premio a un físico como Tejada se lo han dado personas pertenecientes todas a la otra orilla del saber. Alguien ajeno al Consejo preparó una loa del físico, un experto en archivos la leyó lo mejor que pudo, y escritores, profesores de literatura o periodismo, músicos, escultores y pintores debieron de pensar: “no sabemos gran cosa de esto, pero sea”. (Y ello al margen de que en este evento todos los años hay que escarbar en busca de premiables de entidad, porque los indiscutibles se terminaron hace unos cuantos.)
Dice Javier Tejada hoy en los papeles que es consciente de que en Navarra más que por sus méritos científicos se le conoce por sus artículos. Y al lado de esta constatación podemos leer uno que ha dedicado a la fiesta del libro y la rosa en Barcelona, verdaderamente vacuo y de desaliñada escritura. Casi al final de su paseo en Sant Jordi anota el físico que por las calles de la ciudad caminan ese día personas que “expresan alegría en positivo”. Horror, esto me suena: así se “expresan” no pocos profesores de la Universidad Pública de Navarra. Aquí debe de estar el quid de la candidatura.
2 comentarios:
Tenía un aforismo: quien, al hablar de algún tema que no domina, se justifica diciendo que es de ciencias o de letras, muestra un deficiente nivel mental.
Te dejo que me mandes algún comentario a mis paranoias: yo lo haré con las tuyas porque es muy triste escribir sin que nadie nos diga nada.
Supongo sabes que soy jrub
Tenía un aforismo: quien, al hablar de algún tema que no domina, se justifica diciendo que es de ciencias o de letras, muestra un deficiente nivel mental.
Te dejo que me mandes algún comentario a mis paranoias: yo lo haré con las tuyas porque es muy triste escribir sin que nadie nos diga nada.
Supongo sabes que soy jrub
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