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28 febrero 2011

Pensamiento positivo

Hoy hemos sabido que Uxue Barkos, la diputada y concejala de Nabai, padece un cáncer de mama. Y hace unos días Esperanza Aguirre también anunció que sufría la misma dolencia. Ambas han declarado que se retiran “unos días” para someterse a la operación y al tratamiento que necesitan. Pero que enseguida, eso, en unos días, están de vuelta en la lucha política.

¿Unos días? ¿Cómo el que tiene una gripe y falta una semana al trabajo?

Ojalá fuera cierto, lo digo de verdad, y seguro que hay casos donde así sucede efectivamente. Pero en la experiencia de muchas mujeres, las cosas no son así ni por el forro. Muchos tipos de cáncer se curan, o al menos se curan para tantos años que, entre medio, pueden sobrevenir otras enfermedades, otras ocasiones de muerte. Pero en general los tratamientos y las curaciones llevan tiempo, incluso mucho tiempo. Y en ese transcurso las y los enfermos de algún cáncer sienten, por ejemplo, terror, rabia, muchísimas incomodidades, profunda tristeza; y su equilibrio psicológico se tambalea, porque su vida ha sufrido un seísmo de gran magnitud.

En ese anuncio de las políticas de que la cosa se solucionará “en unos días” puede haber valentía, esperanza, optimismo. Vamos, pensamientos positivos. Y está muy bien sentir todo eso. Está muy bien que la vida te haya regalado la enorme suerte de una personalidad positiva. Y siempre es preferible y loable tener esperanza y fuerza en el trago.

Pero, por favor, no caigamos en la crítica implícita, o en la culpabilización, de todas aquellas personas enfermas que se sienten muy, muy desgraciadas, al menos unos meses de su vida, que sufren por los efectos secundarios. En fin, que aunque quisieran, no consiguen en absoluto sentirse alegres ni “positivas”.

De eso hablaba el otro día Elvira Lindo. Mucho cuidado con el pensamiento positivo obligatorio.