"Yo no sabría separar mi vida privada, porque para mí ha sido mucho más importante. Para mí ha sido más importante mi vida particular, digamos, que cualquier otra cosa pública que me haya ocurrido. (...) Para mí el mundo afectivo ha sido más importante que nada. De hecho, la única cosa que de verdad me hace sufrir, que me angustia, es ver sufrir a las personas que quiero. Y desgraciadamente, como todo el mundo, sólo he hecho sufrir a las personas que quiero, es decir, tengo fama de buena persona en el sentido de que no me meto mucho con nadie, pero casi todo el mundo me es indiferente. Ser malo es prestar una enorme atención a la gente, y como yo no les presto atención, no suelo ser malo con casi nadie. Pero desgraciadamente, en cambio, es a las personas a las que quiero a las que puedo hacer sufrir y las que me hacen sufrir a mí. Y en ese sentido ése es el mundo que más me ha ocupado. De cada pensamiento público, cívico, que he tenido en mi vida, por cada uno de esos, he tenido trescientos relacionados con mis afectos".
Fernando Savater. Conversación con Remedios Ávila en la Universidad de Granada el 24 de abril de 2006
2 comentarios:
Supongo que si incluyes las palabras de Savater es poque las suscribes. Pero creo que todos, en mayor o menor medida las suscribimos, aunque no todos, y ni siquiera la mayoría, hayamos tenido una vida privada la mitad de interesante que Savater.
El sabio se repliega
La vida privada como fundamento de la existencia se consolida a medida que pasa el tiempo, afloran las canas y se acumulan experiencias enriquecedoras.
Al principio, en la juventud, no hay vida privada, todo está alrededor; después uno se repliega en lo fundamental, en sí mismo, en sus libros, en un racimo de amigos y, si es afortunado, en la persona a la que ama, da sentido al presente y llena de ilusión el futuro.
Mientras tanto, el necio se dispersa en mil direcciones.
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